Aragón Social estuvo ayer presente en los Diálogos con Alfredo Pérez Rubalcaba. Este que firma tuvo la oportunidad de cuestionarle al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno sobre la reforma de la Constitución y el hecho de que no se convoque referéndum para ratificar la modificación pactada entre PSOE y PP.
Cuando rodeado de cámaras de televisión y fotógrafos Rubalcaba entra en la sala, la primera impresión que uno tiene de él es que es una persona que tiene el gesto perfectamente estudiado: Saludo firme, mirada azul profunda y sonrisa que intenta escudriñar al interlocutor que tiene enfrente. Cuando expone, el tono de profesor seductor y la claridad con la que aborda las distintas cuestiones deja poco espacio para que se le pueda dar réplica. Lo que sabe, lo controla al detalle; lo que no, promete informarse pero sin andarse con rodeos: Desconozco eso, lo preguntaré.
Son tiempos difíciles. Estamos en una crisis global, que afecta más a los países ricos y de la que vamos a salir de una forma distinta a la que entramos. Pero saldremos afirma el candidato, cuya convicción no está basada en un nacionalismo, sino en observar el potencial que como país tiene España.
No puede esconder su pasado como profesor: La sociedad actual es la sociedad del conocimiento. Es un modelo que va a durar mucho tiempo y que sustenta sobre 3 pilares: Investigación, innovación y formación. Ese es el camino para salir de la crisis. Somos líderes en energías renovables, somo líderes en gestión del ciclo de agua, hemos puesto en marcha el sistema de dependencia y todos esos campos generan empleo, aunque le rebatimos que precisamente en dependencia es donde se podría generar más empleo dado que se ha abusado de la concesión de prestaciones al cuidador informal en vez de crear servicios especializados y profesionalizados. No olvide que la Ley es de Dependencia y Autonomía Personal, no sólo para ofrecer cuidados le decimos, algo que el candidato parece compartir.
Un café y una reforma
Antes de comenzar el diálogo, tras la polémica del día anterior, la prensa busca la foto de Rubalcaba tomando un café. Para romper el hielo, le pregunto a Elena Valenciano, su jefa de campaña ¿Cuánto costó el café qué se tomó ayer?. La permanente campaña hace que una anécdota se convierta en un mensaje a desactivar: No costó nada. Nos tomamos un café en la sala de gobierno que hay en el Congreso a seis pasos del hemiciclo, responde entre risas, mientras se queja de que en el Congreso no hay separación entre diputados y prensa lo que lleva a que sea noticia cualquier comentario de pasillos.
Dos horas más tarde, hacemos la pregunta para la que hemos viajado hasta Ferraz y que casi todos estaban deseando que se hiciera: ¿Porqué no se convoca un referéndum sobre la reforma de la Constitución? ¿No es algo democrática y moralmente inaceptable no pedir opinión a la población después de que se lleven tantos meses en la calle pidiendo más participación en la toma de decisiones?.
Rubalcaba sitúa el origen de la reforma en las turbulencias vividas en este mes de agosto: Tras la reunión de Europa el 21 de julio, los mercados dicen por si acaso no pagan los griegos, vamos a cobrarle a los demás. España ve como se dispara su prima de riesgo, el diferencial con el bono alemán, y con una prima a 400 no se puede pagar la deuda; un país no se puede permitir gastar más en intereses que en educación. Se reunieron Merkel y Sarkozy, pasó el debate de EEUU, se atacó la banca francesa, el BCE terminó comprando bonos italianos y españoles.
La afirmación del candidato es tan contundente como preocupante: El riesgo que hay que España sea intervenida es muy fuerte. Lo estamos pasando muy mal. La única solución que tienes ante ésto, sin bajar los salarios, matiza, es decirles que vas a pagar.
Rubalcaba dice que la reforma exprés era la única manera posible de hacerla. Si esperamos a noviembre, igual era demasiado tarde ya. Pablo Urbiola, un logroñés estudiante de economía le cuestiona que tras el 15M es desaprovechar la primera ocasión que se tiene de escuchar a la gente. El ex-Ministro contesta: Es mala suerte. Pero es una decisión que hay que tomar.
Nos pregunta dónde queda el riesgo del país de no tomarla. Cuando le contesto que por encima de la gestión deben estar los principios y valores, Rubalcaba asume que los principios son los que hay escritos en la Constitución y se respetan. Cuando Pablo le dice que la única forma de que no se intervenga el país es la compra de bonos, Rubalcaba le da la razón pero para que me compren bonos necesito decirles que es estable, que la deuda se va a pagar, le matiza.
No quiero que a España le pase como a Grecia, y ante el riesgo, no estoy dispuesto a jugarme el futuro de dos generaciones. No te pido que lo compartas, sino que me entiendas porqué lo he hecho, me dice para terminar.
Endeudarse no es de izquierdas
A la contestación de la calle (sindicatos, partidos, movimientos sociales, 15M) hay que responderle. A 80 días de las elecciones, la sangría de votos que supondrá esta medida hay que cortarla: Entre los manirrotos que apuestan por el déficit ilimitado y los fanáticos del déficit cero estamos los socialdemócratas.
La izquierda siempre ha sido responsable económicamente hablando. Los países nórdicos fueron los primeros que establecieron el principio de estabilidad presupuestaria, figura en nuestra Ley de Estabilidad Presupuestaria de 2006 que yo mismo negocié y que IU votó a favor y el PP en contra porque quería el déficit cero (estáis pirados le dijo a la derecha).
Al que debes te marca las reglas. Rubalcaba no entiende a la izquierda de la que dice que pide déficit ilimitado. Se le pide al Gobierno que se endeude pero para endeudarte tienes que recurrir a los mercados. Si con una mano les pides dinero y con la otra los ahogas, demonizándolos, entonces te matan.
Nadie me puede decir que endeudarse es de izquierdas. El debate la izquierda lo tiene que situar en qué se gasta y cómo se recauda, eso es lo importante. Obama tuvo el valor de decir que había que subir impuestos y en el programa electoral Rubalcaba también lo llevará para las rentas más altas. Eso sí, lo del déficit cero es un disparate. Todavía conviene marcar diferencias con el discurso del Partido Popular.
El problema es la indefinición de Europa
Para el candidato socialista la desregulación financiera es un desastre, y añade que siempre hemos defendido una tasa sobre transacciones financieras. Esa afirmación lleva a hablar de la deslocalización de la industria a países menos desarrollados. El libre comercio no es sino un invento de los países ricos para vender a los pobres y estos se han desarrollado porque son pobres, no tontos y ahora exportan más que importan. Ahora China es la tenedora de la deuda americana. La segunda economía del mundo tiene la deuda de la primera y mientras tanto Europa pinta poco porque estamos todo el día peleándonos.
Han crecido los nacionalismos. Ante la crisis me encierro en mi territorio. Rubalcaba sitúa el problema en la indefinición de Europa. Aquí el tamaño sí importa y 300 millones tiene que estar juntos. Quizá por eso, por que dice que Europa es para los jóvenes como España era para él, manifiesta abiertamente que no le preocupa la fuga de cerebros: Quien diga que arregla el paro en un año miente. Y por ello no ve mal que para terminar de formarse los jóvenes temporalmente tengan que salir fuera.
La extensión de las preguntas y las respuestas, deja sin tiempo para poder hacerse otras muchas: Reforma laboral, acceso a la vivienda, aumento de la edad de jubilación Los asesores se lo llevan a otro acto mientras Elena Valenciano se queda charlando con los que allí quedamos. Rubalcaba escuchó y explicó, pero para ganar unas elecciones se trata de convencer.